Un anorak
trata
de calentar
inútilmente
tu cuerpo
acostumbrado
a los abrazos solares
de una tierra
ya lejana.
Ni siquiera logra
detener
los tiritones
que sacuden
tu corazón.
Una sonrisa
esbozan tus labios
dejando entrever
dientes blancos
una sonrisa
que, no obstante,
muere naciendo;
alguien
pasa a tu lado
y tú atemorizado
como un niño
cogido en el garlito
bajas tu mirada,
esos ojos
que allá
en un país
ya lejano
han hecho soñar
a tantas muchachas....
Pero
no puedes hacer
nada
esto es
algo
de todos los días
para quien
como tú
atraviesa fronteras
soñando
mundos nuevos.
Traducido por A.M.Gabriela Bustamante Escobedo