más y más agua
agua que no se detiene
que no se ata.
agua liberada, enloquecida
que ninguna tierra contiene,
salada por el sudor vertido
cotidianamente en ella
…
al atraque esperado, como cuerda que nos tirara
y atara juntos,
con tal que llegáramos hasta la
playa
dura fría pero cama por lo menos
descanso, sería éste después del trozo
atravesado de mar
sería ésta la rendición del mar;
agua que nunca se ha detenido
que ha recompuesto y mostrado vorágines
en olas y crestas de diseños nuevos
y vacíos más amenazadores de noche,
es agua que no se ata
que ninguna tierra contiene.
la cuerda sostenía maderas cartón
para hacer una chalupa
y nos ataba en un único cuerpo
del aliento ácido y jadeante,
esa cuerda dura que hiere
apretando pero que no separa las olas
del sal árido en granos
y el agua del aliento indigesto.
Ese gesto: romperla
habríamos querido pero había
que esperar aún, ser juntos un cuerpo
contra el agua
con tal de evitar los abismos
no suelta en la orilla, no libre
no lecho en cambio
no paz, no aire no luz
sino cada cosa en vidrios agudos en añicos
dispuestos con esmero sobre un apéndice de tierra
sofocado cemento y cables y tintas
-gotas de agua más negra,
nosotros en mala fila hacia casa de heridos
donde los trozos de cuerpo
esa misma cuerda conduce,
de nuevo tirados, duramente conducidos:
somos pues huellas, pero horrendamente
mutadas
las mismas dejadas en la orilla
(1) N.d.T. – Los Ceti con los Centros de estancia temporal de inmigrantes.
Marco Busetta nace en 1979 en Palermo, pero sus orígenes son con orgullo de Panteleria. Estudia piano e ingeniería y trabaja en Montpellier hasta 2005, luego vive por algunos meses en Lieja, Bélgica. Vuelve a Italia donde se dedica al turismo en su isla, y participa en un estudio sobre la movilidad dulce a partir de la recuperación d la red de ferrocarriles en desuso, proyecto en fase de realización práctica en estos meses. Colabora con un periódico, con una joven compañía teatral y escribe. En 2006 le vuelve el amor por la música y se inscribe a Musicología en Bolonia.