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pareciera...

carlos montemayor

Pareciera, en tardes como ésta,
que la tierra es una forma de estar,
una olvidada sensación. Y que busca,
como un deseo en nuestro cuerpo,
como si en nuestro cuerpo lo sintiera,
la hierba que una vez la cubrió,
las lluvias que sobre ella cayeron numerosas noches.
En tardes como ésta comprendo,
sin prisa, claramente,
que todo cuerpo recuerda la tierra que ha sido.

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estamos hoy en la vida

carlos montemayor

Estamos hoy en la vida. Otros lo sintieron ya.
Es una emoción que gira con la misma fuerza
que soles y estrellas o la esperanza y la vida. Otros con ojos impacientes
desnudaron torsos
en la fragrancia de los cuerpos.
Y en una tarde mortecina, o al amanecer,
sentados a la orilla del cansancio,
sintieron los recuerdos como piedras preciosas,
como una palabra que ninguna boca expresa
pero todos escuchan.
Ahora hemos llegado.
Nos toca el turno de estrechar cuerpos
como si en ello nos fuera la vida o la muerte;
sentir los poderosos llamados de las cosas,
la embriaguez que es un río luminoso,
un heroísmo conmocionado en la dicha y los vasos.
Nos corresponde acariciar todas las cosas
como si acariciáramos un nuevo cuerpo.
Creer que el ayer es sólo hace algunas horas
y el mañana nuestra tardanza.
Abrir ya los cofres de las ideas
y verterlos como nos plazca.
Usurpar lugares amados por todos los que han amado,
usurpar horas intensas de todos los que han vivido,
usurpar las casas derrotadas y saqueadas
como si fueran una ciudad nueva, una doncella.
Usurpar la realidad, por algunos momentos,
como si sólo para nosotros su sol calcinante fulgurara.

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al pie del volcán

carlos montemayor

Nos escuchan sobre el piso de tierra,
en medio del olor de los cigarros.
Cuando salimos, ya ebrios,
la tarde acaba en el pueblo.
Nuevamente, el frío.
Dos niños esparcen pétalos de flores
para que las ánimas suban al monte.
En la entrada, enmascarados bailan
sobre restos de flores.
Varios rastrillan la tierra, quitan las yerbas,
recuperan lápidas entre raíces.
En cada tumba las mujeres encienden las velas.
El humo del copal invade la noche
y la quema.
Por algunos centavos, un sacerdote ofrece oraciones.
Dios, oscuro,
cojea dentro del alma,
donde un perro lo muerde.
Todos los hombres y niños
escuchan la risa de los muertos.
Es noche.
Quizás la eternidad se aparta.
Es noche.

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Anno 1, Numero 4
June 2004

 

 

 

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